Con la Constitución y las leyes de la dictadura no hay democracia y es imposible la transición
Chávez y Castro construyeron las dictaduras del siglo XXI en las
Américas, salvaron la de Cuba y se instalaron en Venezuela, Ecuador, Nicaragua,
Bolivia y más.
La resistencia civil del pueblo boliviano logró la salida
del dictador Evo Morales que renunció el 10 de noviembre pasado. Llegó al poder
por 5 años sin derecho a reelección y permaneció 13 años, 9 meses y 18 días
continuos, como parte del socialismo del siglo XXI o castrochavismo. Liquidó la
República y la democracia, masacró, encarceló, exilió, institucionalizó la
corrupción y construyó un narcoestado. Con su renuncia y fuga salió el dictador
pero no la dictadura, pues están en vigencia su constitución, leyes, órganos del poder, asambleístas,
jueces, fiscales y todo el sistema -como estructura del estado y como
estructura criminal- que hacen imposible la democracia y la transición.
Chávez y Castro construyeron las dictaduras del siglo XXI en
las Américas, salvaron la de Cuba y se instalaron en Venezuela, Ecuador,
Nicaragua, Bolivia y más, desmantelando las instituciones democráticas
hasta suplantarlas completamente. Actualizaron el modelo castrista, crearon el
castrochavismo y para perpetuarse indefinidamente en el poder organizaron las
“dictaduras electoralistas” en las que “se vota pero no se elige” con
participación de “oposiciones funcionales”.
Los casi 14 años del
régimen de Evo Morales no fueron un proceso boliviano, se trató de la
aplicación estricta del modelo castrochavista que con discurso populista y
farsa indigenista intervino Bolivia y enfrentó a los bolivianos. Para terminar
la democracia destruyó la República de Bolivia suplantándola con un estado
plurinacional de concepción y estructura castrochavista, con falsificaciones,
una asamblea constituyente que no redactó la nueva constitución, masacres
sangrientas, presos políticos, exilio y fraude.
La constitución llamada del estado plurinacional de Bolivia es la
estructura fundamental de la dictadura. Los poderes del Estado, las competencias,
la simulación de división e independencia de los órganos del poder, la
aplicación retroactiva de la ley, el debilitamiento de los recursos que
protegen los derechos fundamentales y otras violaciones de los derechos humanos
que copian instituciones dictatoriales de Cuba y Venezuela, así lo prueban.
La dictadura en Bolivia está asentada en una constitución
falsificada, redactada por la intervención extranjera, en leyes dictatoriales y
discriminatorias con las que es imposible la existencia de “estado de derecho”,
que se aplican por jueces infames, con fiscales serviles del régimen, con
legisladores que producen y cumplen leyes dictatoriales que son validadas por
un Tribunal Constitucional que prevarica reiteradamente y que sigue en
ejercicio impune. Las leyes infames van desde disposiciones electorales que ha
hecho desaparecer el voto universal igual y secreto, la ampliación de los
cultivos de coca ilegal destinada al narcotráfico por ley, hasta leyes de
impunidad y privilegio.
Además de la “estructura jurídico-constitucional de la dictadura”,
en Bolivia se creó y esta intacta la “estructura territorial-criminal de
corrupción y narcotráfico” que controla importantes áreas del territorio
nacional como “zonas libres” o verdaderas “republiquetas de la cocaína”, que no
casualmente son la “base política” de Evo Morales. El principal ejemplo es el
trópico de Cochabamba, Chapare controlado por las 6 federaciones de cocaleros
cuyo líder es Evo Morales. Estos lugares no reconocen la autoridad del gobierno
interino, que con el buen propósito que llamó “pacificación” se ha puesto bajo
sospecha -cada vez más extendida- de tener “acuerdos de impunidad con la
dictadura”.
Los hechos muestran que hoy en Bolivia, el “jefazo Morales”, los
dirigentes, ejecutores y beneficiarios como nuevos ricos de la dictadura, son
impunes. Ningún juicio contra Evo Morales y sus cómplices avanza, no se han
abrogado los decretos de amnistía con los que Morales encubre de sus crímenes y
con los que acusó y sigue señalando a sus víctimas, siguen habiendo perseguidos
y exiliados. La constitución y las leyes de la dictadura están hechas para
garantizar impunidad y los dos tercios en la Asamblea Legislativa, los fiscales
y jueces de la dictadura se encargan de que así sea.
Sin dictador pero con dictadura, las elecciones avanzan y el
partido de la dictadura el movimiento al socialismo MAS, que no fue
inhabilitado con un candidato que debería estar procesado, están ganando y
apurando un resultado que cuanto menos les garantizará mantener la dictadura,
el poder y la impunidad.
En Bolivia no hay democracia ni transición. Ya no hay dictador
pero hay dictadura y mientras se mantenga la constitución del estado
plurinacional y no se restaure la República la transición es imposible, el
mantenimiento de la dictadura está asegurado y el retorno del dictador es una
amenaza real.
*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for
Democracy
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