Guatemala: cristianos queman vivo a un Guía Espiritual y Médico Maya
Chimay es una Aldea maya q’echí empobrecida, conformada por
un aproximado de 250 familias (el idioma es q’echí y castellano). La última vez
que visité la zona, contabilicé cerca de 6 iglesias evangélicas en dicha Aldea,
aparte de la imponente capilla católica. Hay más iglesias que escuelas.
En el video se mira que el asesinato se produce en el centro
poblado, en presencia de varias personas corriendo en diferentes direcciones.
Se miran equipos de celulares tomando fotos o gravando video del hecho. La víctima,
envuelta en llamas, corre varios metros hacia las viviendas, mientras varios
hombres intentan impedir cualquier tipo de ayuda. Al final la víctima cae… El
video lo publican con el título: “Lo quemaron por brujo”.
Un día
después, una colega de Don Domingo Choc, publica una nota narrando
que: Don Domingo Choc era un Guía Espiritual, Médico Maya. Integrante
de equipos de investigación científica sobre plantas medicinales. Además,
detalla que Don Domingo, junto a otros guías y médicos, redactaba un libro
sobre medicina ancestral.
¿Por qué quemaron vivo a
Don Domingo?
Los asesinos
son genéticamente maya q’echis, pero espiritualmente cristianos. Lo matan por
“brujo”. Es decir, por practicar su espiritualidad maya, y por promover su
conexión con la Madre Tierra en defensa de la Vida.
En toda Abya
Yala, y Chimay no es la excepción, los principales culturicidas en los últimos
tiempos son y fueron los cristianos pentecostales (evangélicos y católicos).
Incluso, el genocidio cometido por militares, en Guatemala, en la década de los
80 del pasado siglo, tenía móvil religioso pentecostal (indios idólatras deben
morir para salvar Guatemala para Cristo, era la consigna para el militar
evangélico pentecostal E. Ríos Montt)
Si bien, las
teologías católicas progresistas incorporaron en su narrativa el concepto de la
inculturación, a finales del pasado siglo, e incluso en los últimos tiempos
hablan de la interculturalidad religiosa, en las teologías pentecostales
(bibliólatras) no existe ninguna posibilidad para el reconocimiento o diálogo
con el “Otro” diferente (llámese espiritualidades indígenas).
El monoteísmo y el
cristocentrismo llevan al creyente a matar al “Otro” diferente
Para el
cristianismo pentecostal, el indígena para ser cristiano debe de matar su
espíritualidad indígena y aceptar en plenitud a Cristo como su único Dios
verdadero, como el único camino de salvación. ”Las prácticas espirituales
indígenas despiertan la ira inclemente del Dios castigador, celoso".
En este
sentido, el cristianismo pentecostal, al igual que el cristianismo de la
cristiandad, en países multiculturales, está condenado a cometer las peores
aberraciones sanguinarias como las que se cometió con el Maestro y
Médico Domingo Choc. Su monoteísmo (un solo Dios) y su prepotencia
cristológica (Cristo es el único camino para llegar a Dios) se constituyen en
su traba y en su contradicción fulminante: predicar a Dios matando al que no
profesa su fe.
Al parecer,
las aberraciones cristianas encuentran sus raíces en conceptos o teologías
aberrantes como el monoteísmo o el cristocentrismo. En este sentido, es
imposible ser cristiano e indígena al mismo tiempo, porque el indígena que
renuncia a su alma (espiritualidad cósmica) no puede ser indígena, ni puede ser
cristiano quien practica simultáneamente otras espiritualidades que no sea
únicamente el culto al “único Dios verdadero”. Un Dios que es macho, blanco,
único… en un planeta multicolor.
¿Quiénes mataron al Maestro y
Médico Domingo Choc?
En sociedades
racistas, ante este dantesco suceso difundido en redes sociodigitales, se asume
que son indígenas salvajes, primitivos, quienes quemaron vivo a otro indígena.
Y esto no es del todo cierto.
Los asesinos,
cual inquisidores (justicieros de la verdadera doctrina cristiana) lo hicieron
en proclama y defensa de su fe cristiana. En ese sentido, la salvajada lo
cometieron los cristianos pentecostales de habla q’echí.
El ser
indígena es diferente al ser cristiano. Y desde mi perspectiva, por
las dificultades del monoteísmo y cristocentrismo, es imposible ser indígena y
cristiano al mismo tiempo.
El
pentecostalismo cristiano, por su “salvajismo culturicida” nos tiene que
motivar a repensar la permisividad indígena frente a la presencia de dichas
iglesias en nuestros territorios. Jurídicamente no estamos obligados a permitir
y/o aceptar la presencia de pastores, biblias, iglesias en nuestros
territorios.
Nuestro
derecho colectivo a la autodeterminación y el derecho al consentimiento nos
faculta a decidir si aceptamos o no a las iglesias en nuestros territorios.
Porque, al parecer el fatídico caso de nuestro hermano Domingo Choc,
es solo un iceberg en un horizonte del colonialismo religioso en el que como
países estamos sumidos.
Vía Telesur - | Itzamná Ollantay
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