MEDIOS DE COMUNICACIÓN FRENTE A TERRITORIOS EN RESISTENCIA.

¿QUIÉNES SON LOS RESPONSABLES DE LA LUCHA DE CLASE EN NUESTRO PAÍS?

Lo que la experiencia boliviana nos muestra en materia de comunicación y lo que es susceptible de recoger para las luchas de emancipación de nuestros pueblos y desde los lugares más paradisiacos de la exclusión son sus diversos niveles de conciencia, es quizás el haber permitido poner al desnudo algunas raíces de clase del fenómeno comunicativo, que hasta ahora no había recibido la atención suficiente, tanto de parte de los políticos como de los investigadores. A los primeros no les interesa despertar a nuestra gente; ya que les “conviene” tenerlos adormecidos con los mensajes globalizantes, los segundos con los esfuerzos alcanzados hasta ahora no se puede hacer prácticamente nada, porque los mismo se quedan en las bibliotecas y no tienen mayor relevancia.

Creemos que el trabajo de hoy es volver a verificar algo que debería ser tan evidente y tan sencillo como el carácter social de la comunicación , (que en los últimos años se perdió, con mayor notoriedad la televisión) puede significar para muchos el regreso al alfabeto. Sin embargo, lo trivial es sólo aparente, puesto que el problema principal (una vez que tengamos la capacidad de reconocer este cambio necesario) no es volver al alfabeto sino el de saber a qué alfabeto volver. Esto quiere decir, que tenemos que escoger los parámetros que permiten definir en qué consiste el carácter de clase de la comunicación en sus diversas modalidades, ya que en nuestra sociedad surgen las divergencias y ambigüedades: para ciertos observadores (receptores) es importante y susceptible de varias interpretaciones y desciframientos, lo que para otros es considerado neutro, objetivo y transparente para otros no (aquí está la parte subjetiva de la comunicación).

El fenómeno comunicativo, que estamos viviendo en Bolivia no es una invención antigua entrecortada o abonada por el adelanto tecnológico. Es ante todo una institución social cuya manifestación se sienta en la sociedad así como los enfrentamientos entre clases que en ella se desenvuelven.

Mirando de forma crítica el manejo de las imágenes que nos muestran los medios de comunicación (en especial la televisión) sentimos que estamos siendo introducidos a ese mundo globalizante , donde el color de piel “adecuado”, tamaño o clase; son factores que aparentemente son estéreo tipos ya establecidos en nuestra sociedad, este mundo de la comunicación; que sin lugar a dudas es maravilloso, pero que lamentablemente no tiene espacio para los plebeyos bolivianos que no sólo están hacendados en los barrios periurbanos, sino hasta en las grades metrópolis de nuestro país no tienen espacios laborales en las redes de comunicación.

Los “enfrentamientos entre clases” nos llevan a concebir a la prensa como un agregado de caracteres tipográficos, difícilmente tendríamos que aceptar el concepto de “prensa mundial”, uniforme y socialmente amorfa. Si fuera así, Marshall Mc Luhan podría codearse con Lenin , lo que nos remitiría a una historia que se desenvuelve en una taza de leche, sin rupturas sociales en su contexto. Entonces no existe un periodismo genérico, con reglas autónomas, o una estación o puerto donde todos serían bien venidos porque participan de una idea más o menos común. ¿Pero será eso lo que nos quiso decir Mc Luhan? O más bien al dejarnos su sentencia “el medio es el mensaje” se anticipo a visionar que esa “aldea global” fuera comandada por los medios de comunicación y que estos transmitan conceptos para sus receptores con alto grado de esclavismo; dónde el mensaje nos muestra que tenemos que consumir, a qué hora tenemos que hacerlo y además nos indica donde podemos comprarlo . Está forma de manipular es “globalizante” y cada vez mayor y con mejores resultados; ya que ¿quién no tomo alguna vez una Coca Cola? El mensaje escondido nos lleva a sentir que somos parte de una sociedad subjetiva donde todo es felicidad y mejor si se la consume en familia, porque la televisión así lo dijo.

La problemática en los medios de comunicación en Bolivia nos han mostrado que no existe neutralidad en muchas de las categorías que se manejan en el universo de los medios; la comunicación y cultura de masa no son un turril que en el interior podrían ubicarse los contenidos más variados. En otros términos, no basta tener alcance a un diario, una revista o una radio y poner periodistas de izquierda en ellos, para conseguir un instrumento de transformación revolucionaria, ya que el mensaje que sale de allí puede convertirse en un intento más, que escapa del dominio del proletariado; de esa clase trabajadora que se articulo para luchar por la vida misma.

La lucha en nuestro país entre el proletariado y los de la burguesía en los campos ya prefabricados por esta última; la comunicación se lanza contra la comunicación en una carrera competitiva que solo puede llegar a plantear que el “convencimiento mercantil” puede sustituir la conciencia real y concreta de los fenómenos sociales. La burguesía y el imperialismo nos han impuesto formas de comunicación que corresponden a un modo de producir cultura y, en última instancia, a un modo de producción de toda la vida humana.

Volviendo a Lenin: el sostenía principalmente que la prensa revolucionaria debería discernir sobre el nivel de conciencia de sus lectores y en esa medida recomendaba diversas formas de comunicación según este criterio. (El mismo mensaje llega a todos, pero no todos entienden de la misma forma, tal vez los medios alternativos vuelvan al escenario de formación, para aplicar el artículo 1 de la CPE que nos habla del derecho plurinacional comunitario). El medio revolucionario para un cambio social ahora se construye con la revisión, elaboración y sacados al aire de contenidos de los diferentes programas radiales, televisivos; donde se haga hincapié a la parte ideológica que se tiene o la que se quiere conseguir, sin poner mucha atención a la música; ya que está no tiene fronteras, y en este siglo es un suicidio pensar, que a través de la música se quiera cambiar estructuras comandas por el capitalismo .

Ahora la Burguesía incrustada en la comunicación ha retenido de Lenin sólo su recomendación de hacer de esta un órgano de agitación y de organización colectiva; lo que constituye una lucha de clase, ya que cualquier ilusión respecto de un receptor (el escucha) que se despoja de su condición de clase y se diluye dentro de la “opinión pública”, creyendo sacar ventaja de algunos productos o mensajes a favor de un grupo minoritario, es algo que no tendrá un buen surgidero para ese provecho. Lo que tendríamos que hacer es que la clase plebeya, proletaria, marginada, etc., sea no solo consumidor sino que el receptor organizado (el escucha) pase también a ser emisor de su propio acontecer, lo que generaría un cambio en los conceptos más conservadores de la comunicación, donde sólo se ve a los destinatarios de los mensajes, en cifras que agranda el “ego” de la burguesía comunicacional.

La dominación burgués, que está en los medios de comunicación que se ha ido formando a lo largo de los últimos años adormece a la gran mayoría de la gente que utiliza y que vive en ese mundo subjetivo paradisiaco (donde todo lo que se muestra va a la condenación del ser humano si no se consume lo que nos dicen) que le confunde, ya que es absorbido por la clase dominante que conservo sus medios de comunicación, que hace la lucha ideológica de carácter genuino, ya que dichos medios se ubican en la estrategia “global” de ocultamiento e inversión de la realidad que aplican el capitalismo y por ende la burguesía criolla en Bolivia, vale decir, que nos muestran el rostro del poder ideológico de ese enemigo de clase, desde la comunicación masiva.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Murió la Ley de Alquileres | Los propietarios podrán echar a los inquilinos, si el contrato incluye esta cláusula

El Supremo confirma la sanción a un abogado que incluyó en el encabezamiento de un escrito los antecedentes penales de la parte contraria Las afirmaciones incluidas en la contestación de la demanda no guardaban relación con el ejercicio del legítimo derecho de defensa

Un año de cárcel por coger el móvil a su mujer y leer sus whatsapp. Por un delito de descubrimiento de secretos