LA SOCIEDAD CIVIL PIDE LA PALABRA
LA SOCIEDAD CIVIL PIDE LA PALABRA
Para el expresidente de la Republica Checa, Vaclav Havel refiriéndose a la sociedad civil, escribió que "la sociedad civil es un organismo de intricada estructura, muy frágil, y a veces hasta misterioso, que ha ido desarrollándose a lo largo de décadas, si no de siglos".
Ahora entendiendo está definición tenemos que darnos cuenta que los
partitos políticos, agrupaciones ciudadanas, movimientos sociales y todas las
instituciones democráticas, sólo funcionan bien cuando extraen su fuerza e
inspiración de un entorno civil desarrollado y pluralista y que están expuestos
a las críticas de ese entorno.
Sin una sociedad civil de un tejido social diverso en su estructura, los
partidos políticos, agrupaciones ciudadanas, movimientos sociales y las
instituciones llamadas políticas se marchitan, pierden el norte, la inventiva y
acaban convirtiéndose en aburridos grupos cerrados de profesionales de
política, donde juegan a ser adivinos. No olvidemos también que la sociedad
civil genera un verdadero pluralismo y que conlleva a la competencia; es decir
trae la calidad. Cuanta más iniciativa diferente se presenten o permitan,
mayores serán las posibilidades de que triunfen las mejores.
Pero las estructuras sociales que tenemos en nuestro país no permiten
claridad en el rol de la sociedad civil, o de pensar en una "sana
competencia", en un juego de invenciones que permitan las diferentes
posibilidades de solución en temas que conllevan horas de debate. La memoria
subjetiva que tenemos una gran parte de los bolivianos es que el Estado o el
Gobierno tenga que decidir siempre lo que hay que hacer y de qué manera
hacerlo, esto equipara al poder con la verdad, el concepto más peligroso que
tenemos ahora, ¿o lo tuvimos siempre?
También
sabemos que los movimientos ciudadanos, organizaciones no gubernamentales,
pactos cívicos, son algunas de las formas a través de las cuales se
afianza sociedades civiles heterogéneas y aún débiles. En la heterogeneidad
participa una gran cantidad de organizaciones con objetivos muy diversos y
relaciones con la comunidad variados.
La comunicación ha entrado a esta agenda en muchos sentidos. En primer
lugar, porque la comunicación se considera un campo estratégico de carácter
global. En segundo lugar, porque perciben la comunicación como una dimensión
central de la política y de su estrategia de acción: lo que no se comunica
eficiente y rápidamente no llega a la gente, o simplemente no
"existe". Aunque aún persisten las comprensiones instrumentales de la
comunicación, se la entiende cada vez más como un espacio político, como un
lugar social de derechos y de controversia pública. Acciones que han tomado
para sí estas organizaciones necesitan completamente de la información, incluso
son estrategias comunicativas: las iniciativas de control social. En algunos
países, como Perú, Colombia o México, tienen veedurías (algo similar al control
social) a la manera como los medios de comunicación representan los procesos
electorales, para verificar si cumplen o no con el equilibrio informativo, la
discusión de los programas de los diferentes candidatos o la controversia
equitativa de las ideas. Esto nos muestra que la sociedad civil cada vez asume
con más tenacidad la observación y la interlocución con el poder de los medios
de comunicación, lo que traerá una modificación de las relaciones tradicionales
entre los ciudadanos y los medios.
Una segunda repercusión de este papel más
activo de la sociedad civil en los medios de comunicación tiene que ver con la
representación mediática de la política. Aquello que no pasara por los medios no
"existe". La era de las comunicaciones facilitó algunos cambios, si
no más significativos por lo menos más visibles en la política, que conlleva
engranajes y aglutina a diferentes sectores, los cuales comprendieron que se
tienen que adaptar al lenguaje "moderno" de los medios de
comunicación y en especial de la Televisión.
La forma de llegar a los medios de comunicación con algún mensaje no es
ahora simplemente imagen, es mucho más. La política transita por los
noticieros, los programas de opinión, de debates políticos. Se puede citar
algunos puntos a su favor: su masividad, la atracción que ejerce sobre una gran
cantidad de personas, (entre ellos están los marginales que se encuentran en
las provincias y en los barrios periurbanos de los 9 departamentos, que no
llegaron a culminar ni siquiera la escuela) teniendo la capacidad simbólica de
sus mensajes y de reiteración.
Otra percepción que se encuentra, es la
forma que se utiliza a los medios de comunicación, como instrumento para
visibilizar a un colectivo o a determinadas personas. También es una gran
oportunidad para hacer circular incluso: pedidos expresos y hasta determinadas
agendas.
Ahora
tenemos que preguntarnos: ¿la televisión será un espacio de conformación de
ciudadanías? Si la respuesta es positiva o negativa, nos volvemos a preguntar
¿que estamos haciendo para que esta discusión llegue a instancias que tienen
posibilidades de poder cambiar estos modos globalizados de comunicación?
La
calidad, la exigencia de cumplimiento de nuestros derechos fundamentales, la
necesidad de una información equilibrada, son parámetros que nos permiten
observar, cada vez más que la sociedad civil tiene una palabra en el mundo de
los medios de comunicación social, que algunos piensan que en vez de disminuir
tenderá a crecer y quizá a cualificarse.
La radio le cambió el libreto a la prensa. La televisión se lo cambió a la
radio. Y hoy, la globalización de la cultura y la revolución tecnológica se lo
ha cambiado a todos los medios de comunicación masivos.
Lo cierto es que los medios de comunicación siempre estuvieron en medio de la vida. La gente se
congregaba en torno a un libro de cuentos, o a una pantalla de cine, o a una
radio. ¿Qué es lo nuevo, ahora? ¿Cuál es el protagonismo que han ganado los
medios, especialmente los masivos?
LEGITIMAN LO QUE TRANSMITEN
¿Qué significa legitimar? Garantizar la autenticidad de algo o
de alguien, su conformidad con la ley.
Los medios de comunicación sí legitiman, porque el público cree en lo que
oye y ve a través de ellos.
La gente confía, tiene fe en las palabras e imágenes que presentan. Los
medios avalan hechos, situaciones, opiniones y personas.
Podríamos asumir que: Lo que sale, vale. Y aún más: sólo lo que sale, existe.
Lo que no sale en la pantalla o por los micrófonos, es como si no hubiera
ocurrido. Lo que los medios afirman, afirmado queda. Lo que ignoran, no existe.
Los medios destapan escándalos, fiscalizan a las autoridades, les recuerdan
sus promesas de campaña, defienden los derechos del consumidor, resuelven
problemas cotidianos, desde el barrio que se quedó sin luz hasta la campaña
navideña para los niños pobres.
Estamos acostumbrados a decir que los medios de comunicación dan a conocer
lo que sucede en nuestro país y en el mundo. Hay que ir más lejos: no sólo dan
a conocer, sino que deciden, establecen la realidad. Lo que la prensa calla, simplemente no ha
pasado, ¿será que estamos viviendo una realidad virtual, mediatizada?
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