El abuso: hasta en las mejores familias
Para algunos el abuso infantil no perturba al menor, ya que en la mayor parte de las veces, las victimas no manifiestan problemas de conducta o de salud muy notorios. Es más, no es raro que el secreto se devele por casualidad. Entonces, los adultos, desde nuestro punto de vista, llegamos a pensar que el abuso en sí no produce daño.
Todo esto parece fácil de entender… pero
creo que va más allá.
Ahora sugiero al lector que utilice su
imaginación y se ponga en el lugar de una niña que está en su casa, jugando
tranquilamente o haciendo sus tareas. La mamá preparando la cena en la cocina y
los hermanitos mirando la televisión. Su padre la llama desde el dormitorio.
Ella hace de cuenta que no lo escucha y sigue haciendo lo suyo. El padre
insiste. La mamá, desde la cocina, le dice a la niña que le haga caso a su
padre. A regañadientes, va al dormitorio. Está aterrorizada porque conoce los
“juegos” que él le propone, ésos que ella tiene que guardar en secreto, porque
de lo contrario, enfurecerían a su mamá. Son juegos que la niña sospecha que
tienen algo malo; incluso sabe que, a diferencia de lo que suponía un tiempo
atrás, la mayoría de sus amiguitas no lo juegan en sus casas. Al rato, la mamá
avisa que está la cena. El padre sale de la habitación con la hija y,
sonriente, se sienta a la mesa con su familia.
Las preguntas que se nos ocurren son
varias: ¿Cómo el adulto y la niña pueden pasar del abuso a la cena familiar?
¿Cómo pueden compartir la mesa? ¿Cómo es posible que no se note nada?
Por otro lado, ¿Cuánto tiempo puede un
niño sostener esta situación? Por lo que sabemos en estos tiempos es que puede
tolerarlo por varios años, por miedo o simplemente porque cree que es parte de su
rol en esta vida.
Toda la información que nos llega a
través de las redes sociales y que nuestros niños tienen acceso es un Bumerán,
que en algún momento tiene que reventar; ya que está formando personas que todo
lo malo, lo feo, lo deprimente y hasta lo absurdo resulta ser bueno y causa
gracia.
En 1916 Freud en “Introducción al
psicoanálisis” decía que cuando una niña acusa en el análisis como seductor a
su propio padre, cosa nada rara, no cabe duda alguna sobre el carácter imaginario
de tal acusación, ni tampoco sobre los motivos que la determinan.
Según las investigaciones de deMause, en
la antigüedad el niño vivía “en un ambiente de manipulación sexual”. En las
regiones donde no estaba autorizada la utilización sexual de niños libres, los
hombres disponían de los niños esclavos; por lo tanto, aquellos que no eren
victimatizados directamente, eran testigos de lo que sucedía con sus pares.
Desde hace muchos años surge la
preocupación de éste tema pero con resultados nada alentadores. No es para más,
porque, qué podemos esperar de una sociedad que tiene como líder a una persona
que cree que: estar con una quinceañera y su charango es completamente normal: "Yo dije alguna vez que acabo mis años de gestión (y me
voy) a mí 'cato' de coca, (con) mi quinceañera y mi charango".
(Declaración de Evo Morales el 15 de junio de 2008).
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