EL DESTINO DE LAS PLATAFORMAS CIUDADANAS

Fuente Página 7

Por: Juan José Ayaviri*

La clase media ha adquirido una cultura de movilización, de organización y resistencia al régimen, en los hechos la clase media ha heredado – a la fuerza – y sin proponérselo la articulación de la expresión ultima de la evolución del movimiento social en Bolivia. El capital político sindical de los movimientos y colectivos, urbanos y ciudadanos es consecuencia de la consolidación de la agenda regional frente al corporativismo clientelar del MAS y su apego al estado centralista. En ésta etapa del régimen los movimientos ciudadanos e incluso los cívicos han conseguido un avance cualitativo respecto a lo ortodoxo del movimiento popular puesto que han logrado una “institucionalidad” permeable a los caudillismos autoritarios, el rasgo más detestable del sindicalismo tradicional incrustado en el mismo tuétano del masismo. 

El MAS se esfuerza en hacernos creer que existe en éste hecho un elemento dicotómico una ruptura entre los ciudadano - cívico y lo social, en esencia esta dicotomía sustenta el discurso oficialista etnicista de las dos Bolivias de los blancos y los originarios, así que sin éste contraste el discurso del “primer gobierno indígena” se cae a pedazos. El movimiento cívico – ciudadano es entonces una manifestación colectiva que reivindica el respeto al imperio de la Ley y la Constitución y en consecuencia también encarna demandas de índole estructural y no intereses sectoriales; es un fenómeno transversal a la identidad étnica o incluso al origen de clase de sus actores. Al frente nos encontramos con las minorías eficaces del MAS, actores corporativos y funcionalizados al poder político con fines de reacción que busca suplantar al movimiento social. Tiene un gran respaldo económico y mecanismos coercitivos de movilización sin capacidad de interpelación ni legitimidad social. Lo que en determinado momento llevó a regantes, cocaleros, maestros, fabriles y otras organizaciones sociales emergentes a encarnar las demandas y reivindicaciones en contra del poder hoy en día se han reducido a ser sólo generadores de violencia social eficaz.   

En consecuencia, lo ciudadano – cívico ha cobrado no sólo legitimidad y representatividad sino también autoridad moral y una innegable capacidad de interpelación. En Cochabamba el movimiento ciudadano – cívico es una reserva de moral política que ha tenido la capacidad de articular la lucha por el respeto a los derechos políticos y ciudadanos. En esa lucha fue preponderante esa reserva moral ciudadana para interpelar y luego someter y aplastar en las urnas el angurriento afán de Morales de perpetuarse en el poder el 21 de febrero de 2016.

Ahora que se ha planteado un nuevo escenario de lucha que consiste en defender el voto del 21 de febrero, es necesario implorar a los políticos de oposición de poca monta (muchos de ellos apenas diputados suplentes y que son capaces de hacer maromas para ganar un minuto de cámaras) que dejen de contaminar lo ciudadano – cívico, ellos deben tener claro que no cuentan con la suficiente moral política para arrogarse la victoria ciudadana del NO. 


*El autor es Sociólogo 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Murió la Ley de Alquileres | Los propietarios podrán echar a los inquilinos, si el contrato incluye esta cláusula

El Supremo confirma la sanción a un abogado que incluyó en el encabezamiento de un escrito los antecedentes penales de la parte contraria Las afirmaciones incluidas en la contestación de la demanda no guardaban relación con el ejercicio del legítimo derecho de defensa

Un año de cárcel por coger el móvil a su mujer y leer sus whatsapp. Por un delito de descubrimiento de secretos